Por Dra. Nidia Giorgis – Universidad Mariano Gálvez – Consorcio de Universidades de Guatemala

En el día del Maestro, un homenaje a todas las maestras y los maestros de nuestro país

Los maestros cambian al mundo al cambiar una vida, un día a la vez.

En tiempos de gran incertidumbre, el mundo desesperadamente busca a los héroes.  A aquellos que nos digan que todo estará bien, a quiénes nos rescatan y harán que las cosas mejoren. Necesitamos héroes que nos guíen, que nos muestren como aprovechar nuestros recursos inteligentemente.  

Los maestros son los héroes, en ocasiones anónimos, en tiempos de Covid-19.

Ellos son el faro de esperanza y fuente de fortaleza en medio de la crisis.  Nos muestran cómo servir y mejorar la vida de los menos afortunados.  Reconocen la gran responsabilidad que llevan sobre sus hombros al hacerse maestros y aceptan el reto con valentía y entusiasmo.

Los maestros exhortan a los jóvenes a ser sensatos. Les dan sabios consejos y los animan en sus dificultades.  Los acompañan en las pruebas, visualizan su potencial y no permiten que nada interfiera en el logro de sus sueños.

Aceptan el reto y lo enfrentan a través de pequeños detalles cada día, ya que poseen la capacidad, la determinación y la inteligencia para darnos un respiro en la tormenta de la incertidumbre.

Los maestros apaciguan los miedos, mejoran la confianza y les proveen las herramientas para continuar.

Moldean la vida e inspiran a la grandeza a las mentes de nuestros futuros líderes.  Lo hacen con integridad y seriedad, con un mensaje sano e intachable.

Son ejemplo a través de sus buenas obras, ya que lideran con el ejemplo.

Construyen el progreso con base a pequeños y cotidianos momentos de bondad.

Ven el potencial en sus estudiantes y se reúsan a darse por vencidos.  Hacen la diferencia en los momentos oscuro con muestras de amabilidad.  Se identifican con sus sueños, las dificultades que enfrentan y con sus desafíos.

Dan la milla extra y aman a sus estudiantes.  Puedes ver en su rostro la satisfacción cuando sus estudiantes aprenden y logran sus metas.

Con integridad y seriedad, enseñan, porque: 

  • Ningún reto los puede vencer
  • Ningún obstáculo los intimida
  • Nada se interpone en su camino

Por todo ello, ser maestro es un don de Dios.  Culmino este homenaje a las maestras y los maestros con esta exhortación a Tito, un joven maestro, expresada por Pablo en la Biblia: 

“A los jóvenes, exhórtalos a ser sensatos.  Con tus buenas obras, dales tú mismo ejemplo en todo.  Cuando enseñes, hazlo con integridad y seriedad, y con un mensaje sano e intachable”.