Por Dr. Alejandro Rodríguez, Sdb – Universidad Mesoamericana – Consorcio de Universidades de Guatemala
La experiencia de un mundo viviendo en pandemia nos muestra lo vulnerable de nuestras instituciones educativas, la urgencia pedagógica frente a currículos poco adaptables, la innegable presencia de la tecnología como suplencia del aula tradicional y el rol del docente. Aunado a ello, el contexto de los hogares y las dinámicas propias de cada núcleo familiar han marcado ritmos diversos de aprendizaje y han hecho repensar la propuesta de la escuela en casa. Me parece que Covid-19 ha puesto al descubierto que:
- Al experimentar el uso de las redes sociales y de la tecnología para la enseñanza en línea y/o a distancia, nos cuestionamos si en un futuro los docentes serán requeridos en un aula escolar como lo fueron hace unos meses: con un currículo prediseñado y listo para ser aplicado, con una planeación y portafolio de evidencias, con un aprendizaje esperado y evaluable en formatos estandarizados. Hoy todo esto parece poco relevante pues nuestros alumnos aprenden más allá de nuestros esfuerzos y lo hacen en y desde casa. Como docentes, no estábamos capacitados para ser relevantes en el mundo virtual y hemos improvisado. El ciclo escolar no será igual al concluir, tenemos una sociedad que sabe que necesita el docente y al sistema educativo, un docente que sabe que requiere de estrategias didácticas para entornos digitales, pero también la sociedad se ha dado cuenta que algo sobra y que falta mucho, en cuestiones de actualización, uso de TIC como TAC y nuevos modos de aprender.
- La incertidumbre que genera la pandemia nos hace cautelosos al marcar tiempos y modos de regresar a la nueva normalidad. Sin normativas de distanciamiento social en espacios escolares, los protocolos de atención en caso de verificación de brote, la seguridad social del docente expuesto y del estudiante también vulnerable. Lo anterior nos lleva a plantearnos posibles escenarios: escuelas con flipped classroom o blenden learning; calendarios escolares con días en casa y otros en las instalaciones escolares; currículos flexibles que adaptan e integran aprendizajes en casa y consideren la casa como escuela donde también se aprende; evaluaciones y valoraciones de aprovechamiento determinados por logros académicos y no por instrumentos estandarizados ni objetivos establecidos desde oficinas.
- El tiempo pasa y comenzamos a preguntarnos: ¿Cuáles serán las estrategias que mejor funcionen para futuros escenarios de esta magnitud? ¿Por qué tenemos currículos poco flexibles? ¿Cuál es la razón pedagógica y qué filosofía educativa subyace a una visión, donde los contenidos y objetivos de aprendizaje deben ser cubiertos? ¿Qué requiere nuestra propuesta educativa y escolar para que sean relevantes en el mundo virtual? Algunos hemos llegado a pensar que en nuestro sistema educativo el contenido es el fin y parece ser la estrategia con objetivos de aprendizaje.
Sin duda que algo nos falta y algo nos sobra, es momento de recuperar cuatro P´s para llegar al corazón de nuestros estudiantes desde el hecho educativo repensando la significatividad
1. Pedagogía pertinente a la nueva escuela. Recordando que el pedagogo era quien acompañaba al estudiante en su camino al saber y siendo su persona misma guía y método para alcanzar el objetivo establecido. Me parece que, como docentes, nos hemos dado cuenta de que no bastan presentaciones en PowerPoint, ni links a videos educativos o referencias a páginas web. La variada información que se encuentra en las redes no tiene el impacto que un guía experimentado buscaría, como medios para un aprendizaje más significativo. Urge recuperar una pedagogía de la posibilidad, con estrategias y métodos para un aprendizaje mediatizado, global, flexible. Es una pedagogía que intenta experiencias de aprendizaje propuestas en la oficina, el lugar de trabajo, el patio, el aula, el auditorio, la excursión, el campo son ambientes ricos en experiencias educativas significativas. Se educa desde y para la vida. Existe la pedagogía de la posibilidad cuando las estructuras son soporte, no freno, para educar al ciudadano y al ser humano en su integralidad; cuando los espacios y esquemas organizativos se vuelven humus común para la planificación intencionada que vincula mentes, corazones, voluntades, creatividad, inquietudes o sueños evitando la parcelación del conocimiento y en la comunidad de aprendizaje.
2. Presencia relevante. Es tiempo de pensar en los influencers, gamers, youtubers, tiktokers y recuperar la pedagogía subyacente a su modo de estar en las redes pues, aunque sea difícil de aceptar, ellos son relevantes en el mundo virtual. Nuestra relevancia requiere una justa valoración e integración de las experiencias de aprendizaje que no hemos sabido o no hemos querido adaptarlas al proceso formal educativo. Ser relevantes en los modos de lograr los objetivos de aprendizaje, en su valoración y forma de evaluarlos, en considerar apta a una persona que aprende más allá de las cuatro paredes de un aula escolar. Es conocer la pedagogía de la relevancia en redes y emplearla con intencionalidad educativa.
3. La primacía de la persona como cuidado de sí y del otro. Es una especie de viaje siempre inacabado hacia la interioridad, con retornos en espiral, constantes y acumulativos con cierto tipo de modificaciones internas en el cuerpo, en el alma, en los pensamientos, en los comportamientos o en la forma de ser para que pretenda una versión de sí, mejor, más humana, más plena. El cuidado de sí mismo es una acción en uno mismo, sirviéndose a sí mismo en sus necesidades y deseos, sueños y esperanzas, luchas y triunfos, oscuridades y caídas pues quien mejor se conoce y sabe lo que necesita para estar en armonía con sí mismo y con el otro.
4. Preventividad global. Es momento de resaltar lo positivo en cada persona, en cada contexto, utilizando las mejores herramientas disponibles y buscando intervenciones de acuerdo con tus capacidades y recursos. Cada acción, cada decisión, cada intervención es intencionada y conscientemente expresión del interés genuino de educar desde lo positivo. La prevención global necesita, como ambiente e instrumento el acompañamiento personalizado y personalizante. Acompañamiento que es anticipación a cualquier situación de riesgo, fomento de la presencia constante del educador que propone todo lo que su creatividad le brinda para generar confianza, cercanía, afecto equilibrado y maduro. La Preventividad educativa global es deseo de regenerar el sentido de la dignidad donde se requiere; es la alegría de los momentos gratificantes compartidos en familia; es la atracción por cosas nobles, bellas y útiles.